¿Cuándo necesitas ayuda profesional?
En la mayoría de los casos, la situación mejorará por sí sola si el niño recibe un buen apoyo de familiares y amigos. A veces, el niño necesita más ayuda. Si la reacción ha durado semanas o empeora con el tiempo, podría ser el momento de consultar con un especialista.
A continuación se muestran algunos ejemplos de cuándo es apropiado contactar a un profesional.
- Un cambio a largo plazo en los hábitos de sueño y de alimentación, que puede haberse convertido en un trastorno alimentario.
- Dolor de estómago crónico o dolores de cabeza que no tienen explicación médica.
- Un cambio negativo en el rendimiento escolar.
- Falta de interés en las actividades escolares y de ocio.
- Cambios de humor frecuentes y extremos.
- Tristeza crónica, depresión, ansiedad y miedo.
- Ataques de pánico.
- Cambios importantes de comportamiento.
- Aumento de la agresión.
- Mucha regresión en el desarrollo.
- Hable sobre la autolesión, la muerte o la desesperanza.
- Problemas con el alcohol o las drogas.
- Conducta de riesgo (que pone en riesgo la vida del niño).
Hablar con un profesional no significa que el niño vaya a ser diagnosticado con un trastorno mental. No significa que vaya a tener problemas a largo plazo ni que los tutores le hayan fallado. Podemos solucionar muchos problemas de nuestra vida nosotros mismos, pero a veces necesitamos un especialista.
Hablar con una persona no relacionada con nosotros sobre acontecimientos o sentimientos difíciles es saludable y puede ayudarnos a comprenderlos mejor y verlos desde una perspectiva diferente.